Una vez que has entregado tu vida a Jesús, puedes estar seguro de que Dios hizo su parte y ahora eres cristiano: un hijo de Dios.
Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida (Juan 5:24).
Pero éstas se escribieron para que ustedes sigan creyendo que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, al creer en él, tengan vida por el poder de su nombre (Juan 20:31).