La palabra salvación describe un rescate. Alguna persona es salvada de alguna especie de experiencia o destino terrible. En la fe cristiana se utiliza el término para describir el acto de Dios de salvarnos del pecado y de sus consecuencias, y aceptarnos en el reino de Dios.
La salvación es un acto salvador, un acto de rescate. Cuando pones tu fe en Jesucristo, recibes el perdón de tus pecados, recibes la vida eterna y te conviertes en un miembro de la familia de Dios, decimos que eres salvado.
Pero la salvación también es un proceso, y puedes pensar en ella en sentido pasado, presente y futuro. Puedes recordar el momento en que entregaste tu vida a Cristo y decir: Fui salvado. Entonces, a medida que transcurre tu vida y creces en tu fe, puedes decir: Soy salvo. Y cuando pones tus ojos en el regreso de Jesús y anticipas tu salvación definitiva, puedes decir: Seré salvo. La Biblia se refiere a la salvación en estas tres maneras.
Pero la mayor parte del tiempo, cuando la gente habla de salvación se refiere al momento en que entrega su vida a Jesucristo.