Porque toda nuestra vida depende de la respuesta a ese interrogante. Si no existe Dios ni un creador inteligente ¿cómo encuentra sentido y propósito la vida humana? ¿Qué relevancia tiene nuestra vida? Si no hay Dios, la muerte es el fin y no hay esperanza de ninguna otra cosa. Si no hay Dios ¿qué importa la moralidad, la ética, o el ser una buena persona? Solo seríamos animales evolucionados que existen a raíz de resultados aleatorios de la evolución.
Pero si hay Dios, todo cambia. Ahora hay sentido, propósito, esperanza, y un futuro. El desarrollo evolutivo y aleatorio no provee nada de eso y nuestra vida pierde por completo su significado en el grandioso sistema de las cosas. Pero si hay Dios, nuestra vida y nuestro esfuerzo sí tienen propósito y sentido, algo que todo ser humano anhela. Y este Dios tiene algo para decir respecto a cómo debemos tratar al planeta, organizar la sociedad, y vivir nuestra existencia.