El pecado es algo serio porque te separa de Dios. Te priva de su favor, de sus bendiciones, y de la vida eterna. La Biblia describe como infierno el destino de todo aquel que no abandona su pecado y se vuelve a Dios. No hay nada que puedas hacer por ti mismo para enmendar esta situación. Jesucristo es la única respuesta para el abismo que te separa de Dios.