Jesús era un hombre. Era plenamente hombre. Pero los escritores de los Evangelios proclaman que es el Hijo de Dios y el Salvador del mundo. Estos Evangelios presentan a Jesús como divino: Dios hecho hombre.
Quizás te parezca estrafalario que algún ser humano se declare Dios, y consideres a tal persona como alguien lunático o mentalmente desequilibrado. Pero ¿es una posibilidad?
Algunos dirán que Jesús nunca dijo ser Dios. Es verdad, nunca usó la frase: Yo soy Dios. Pero en sus palabras dio claras indicaciones de que se consideraba una persona divina.
Por ejemplo, en Juan 10:30 leemos que dijo: El Padre y yo somos uno. La gente que lo oyó comenzó a levantar piedras para arrojárselas. ¿Por qué? No te apedreamos por ninguna buena acción, ¡sino por blasfemia! -contestaron-. Tú, un hombre común y corriente, afirmas ser Dios (Juan 10:33).
En otra ocasión, durante un momento de enseñanza interactiva, Jesús dijo: Antes que Abraham naciera, Yo Soy (Juan 8:58). También en ese momento la gente tomó piedras para lapidarlo, porque la expresión YO SOY es el nombre personal de Dios en el Antiguo Testamento.
Y posiblemente el más notable todos los pasajes es el siguiente: En el principio la Palabra ya existía. La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. El que es la Palabra existía en el principio con Dios. Dios creó todas las cosas por medio de él, y nada fue creado sin él … Entonces la Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros. Estaba lleno de fidelidad y amor inagotable. Y hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo del Padre (Juan 1:1-3, 14).
Cuando lo sometieron a juicio ante el sumo sacerdote, poco antes de su crucifixión, el sumo sacerdote le preguntó directamente a Jesús: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito? Jesús dijo: YO SOY. Y ustedes verán al Hijo del Hombre sentado en el lugar de poder, a la derecha de Dios, y viniendo en las nubes del cielo (Marcos 14:61-62).
Y de modo más indirecto, Jesús se ponía con frecuencia en el lugar de Dios al hacer cosas que solo Dios tiene derecho a hacer, por ejemplo perdonar pecados. La gente lo adoraba y él no los desalentaba. Tomás, el discípulo escéptico, lo llamó mi Señor y mi Dios (Juan 20:28). Jesús no lo contradijo.
De modo que no queda duda de que Jesús se consideraba a sí mismo Dios, y el Nuevo Testamento lo presenta como el Hijo de Dios.
Pero ¿lo era? ¿Cómo podemos estar seguros?
Hay varias posibilidades lógicas. O bien no era Dios y sabía que no lo era, en cuyo caso sería un mentiroso; o pensaba que era Dios pero en realidad estaba engañado, con lo cual era un enfermo metal, un lunático; o era una persona malvada haciéndose pasar por el Hijo de Dios; o en efecto, era quien decía ser.
Cuando uno analiza las enseñanzas de Jesús, que son de las más grandiosas enseñanzas que alguna vez haya pronunciado un ser humano; cuando uno comienza a observar la calidad de su vida, y la interacción racional que tenía con la gente; y cuando uno considera su disposición de ir a la muerte por aquello que afirmaba, es difícil aceptar cualquiera de aquellas opciones. En efecto, la única opción admisible es la de que Jesús era quien decía ser.
Este ha sido un breve resumen sobre este tema, de modo que te recomendamos seleccionar alguno de los libros enumerados abajo, que te ayudarán a profundizar más en este importante análisis. Todo el contenido de este app gira en torno a quién crees que es Jesús.
No dejes de leer por tu cuenta los relatos de los Evangelios, haciendo clic en el vínculo “Biblia” que encontrarás más abajo. Los libros titulados Mateo, Marcos, Lucas, y Juan relatan la vida de Jesús.