La Biblia habla acerca de realidades espirituales y de un mundo espiritual que existe más allá de nuestros ojos. En ese mundo invisible, que interactúa constantemente con el mundo visible, Dios está obrando para cumplir sus planes y propósitos en su creación. Pero este mundo también tiene fuerzas malignas, encabezadas por un ser llamado Satanás, que lidera a una hueste de demonios que trabajan continuamente en contra de Dios y del pueblo de Dios.
Una de las razones por las que Jesús entró en el mundo y murió en la cruz, fue para derrotar el poder de Satanás y vencer a la muerte. Por hacerlo, al levantarse de entre los muertos, ahora tiene el primer lugar y su poder es muchísimo más grande que el de Satanás, quien un día será completamente derrotado y arrojado en el sitio al que el libro de Apocalipsis llama el lago de fuego.
La Biblia considera que cada persona que no es discípula de Jesús está en el reino de Satanás, a veces denominado el reino de las tinieblas. El evangelio de Jesucristo es un llamado a todas las personas para que dejen ese reino y, al convertirse en discípulas de Jesús, se sumen al reino de Dios. Quienes no lo hagan perecerán con Satanás, en tanto que aquellos que se vuelvan a Jesús con fe vivirán con él para siempre.