A lo largo de la historia los seres humanos han elaborado las más variadas representaciones de lo que es Dios. Casi siempre era el fruto de su interpretación de la naturaleza y del mundo material. Los atributos de Dios se reflejaban en los eventos naturales como el rayo, la lluvia, el viento, las piedras, y hasta los animales. Podemos verlo en el arte y en las leyendas de la antigüedad. Algunas religiones continúan elaborando hoy estas representaciones.
Sin embargo, a pesar de las diferencias que existen entre ellas, las religiones presentan muchos elementos en común. La mayoría de ellas, aún hoy, enfocan las expectativas que Dios tiene de los seres humanos, el precio que se paga por la desobediencia, y la forma en que se puede recibir el perdón de Dios. Esto parece indicar que Dios es alguien que espera de su creación un comportamiento alineado con sus normas, y que, en caso de haber un desvío, reclama algún tipo de pago en compensación -tal como un sacrificio de sangre o un obsequio de alguna índole
En consecuencia, la descripción de cómo es Dios depende de a quién se lo preguntes. La mayoría de las religiones tiene escritos sagrados a los que recurren en busca de respuestas. Estos libros se compilaron a lo largo de muchos años, y hoy se consideran como la única fuente de la verdad espiritual. Si les preguntas a un musulmán, por ejemplo, abrirá el libro santo al que denominan Corán. Los hindúes recurrirán a sus textos sagrados, y los judíos leerán la Torá.
Los cristianos construyen todo su sistema de creencias y de entendimiento de la persona de Dios a partir de su libro sagrado, la Biblia. Nos ocuparemos más plenamente de este tema en la sección “Biblia”, pero por el momento es suficiente entender que todo lo que se enseñe a los cristianos acerca de su Creador debe ser extraído de la Santa Biblia.
Es imposible describir por completo el Dios de la Biblia, y nuestra mente humana jamás logrará aprehenderlo plenamente a partir de lo que leamos. Pero sabemos que él nos creó para ser como él y que nos creó con propósito y con sentido. No somos una ocurrencia tardía ni un conjunto azaroso de células y moléculas que dio origen a seres humanos. Dios se tomó el tiempo para crearnos y quiere que vivamos bajo su guía y sigamos su código para la vida.
Dios es fuerte y puro y sabio. Su visión penetra el tiempo y el espacio, y su amor por su creación no tiene fin. Su poder es inigualable, no cambia y es ilimitado en conformidad con su carácter.
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