Lee la Biblia todos los días. Estúdiala, memoriza los versículos importantes, e incorpora las verdades a tu vida.
Ora constantemente. Invita a Cristo a participar en cada parte de tu vida, en todas tus decisiones y relaciones.
Comparte tiempo con hermanos en la fe, aprende de ellos, comparte tus propias luchas y victorias, y pídeles que te ayuden a crecer.
Comparte tu nueva fe con otros que todavía no han entregado su vida a Cristo. Sé sensible y lleno de gracia, y recuerda como eras antes y cuál era tu perspectiva de la vida. No tengas vergüenza de tu fe ni de Cristo. Muestra abiertamente tu fe, y cuando lo hagas, la gente verá los cambios en ti. Muéstrate siempre dispuesto a ofrecerles las razones por la esperanza que tienes.
Sobre todas las cosas, pon tus ojos en Jesucristo. Busca agradarle en todo lo hagas, reconociendo que es solo por la gracia de Dios que ahora disfrutas de una vida de alegría, paz y esperanza. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con todas tus fuerzas.