El cristianismo comenzó con Jesucristo, con sus enseñanzas, su muerte y su resurrección. Cincuenta días después dio comienzo la iglesia cristiana en el evento que conocemos como Día de Pentecostés. Siguió luego un crecimiento explosivo cuando miles de judíos reconocieron a Jesús como el Mesías y comenzaron a formar grupos para adorar, enseñar, orar y tener comunión.
Esta nueva fe pronto se dispersó más allá del judaísmo hacia los no judíos, los llamados gentiles, y siguió adelante difundiéndose por todo el mundo. Simón Pedro, uno de los doce apóstoles (discípulos) de Jesús, y Saulo de Tarso, al que después se conoció como el apóstol Pablo, tuvieron enorme influencia en la dispersión inicial del cristianismo.